Un
mensaje llega a mi celular a través de
mi app, Whatsapp. Es mi amigo Benjamín
Monroy, poeta puro, elocuente y crudo.
Artista guatemalteco de quien ya pude compartir algo de su obra en este
blog.
El
mensaje es muy claro y directo:
-¿Qué
opinión te merece el premio Nobel de literatura a Bob Dylan?
Rápida
y honestamente le envío mi respuesta, comentando que me encanta lo poco que he escuchado de su discografía. Llego a
confirmar que no es muy extenso mi conocimiento respecto a la obra de este
músico, poeta y artista visual estadounidense. Además le escribo que no soy
alguien que domine el idioma ingles en su totalidad, razón por la cual no me
siento en condiciones adecuadas para decir, si realmente vale la pena que le
den un premio tan importante en el mundo de las letras o no.
Momentos
después llega a mi celular otro texto:
“Si,
eso es cierto. Quien creo que puede llegar
a ganar un premio Nobel es, Eduardo Halfon”.
Rápidamente,
me dije ¿Eduardo Halfon? La verdad hasta ese momento no había leído ningún
libro de este autor. Simplemente me había topado en algunos medíos escritos con
algunas breves reseñas. Una que otra entrevista, pero realmente nunca nadie me dijo
algo como eso respecto a este autor.
Así que busque la manera de conseguir una obra de Halfon, y así fue como
comienzo la lectura de Monasterio.
Sin
duda no es de esas historias donde grandes situaciones se manifiesten, esta
novela tiene más un carácter introspectivo, con diálogos muy intensos, el desarrollo
narrativo es un tanto lento, por momentos fuera de toda estructura lineal, más
bien, va y viene a través de flashbacks.
El
inicio sirve como pretexto para plantear un escenario y en base a esto podemos
llegar a ver como se van desarrollando
los diversos personajes. Algunos
que apenas se asoman a nuestro visor y otros que están siempre presentes,
aunque no siempre con vida pueden llegar a ser incluso fantasmas. Almas en
pena, tanto literal como metafóricamente.
Las
primeras páginas nos plantean un viaje
de ¿Halfon o su alter ego? No lo se la verdad,
pues al parecer esta obra es una realidad con tintes de ficción o
viceversa. Nuestro protagonista viaja
hasta Israel, donde en algunos días tendrá lugar la boda de su hermana,
quien por cierto según plantea nuestro autor, ha dejado de ser su hermana, pues
si bien es cierto Halfon y sus hermanos provienen de una familia donde esta
bien cimentado el Judaísmo, La hermana al vivir en Israel desde hace algunos
años, ha entrado de lleno a tomar el estilo de vida Ortodoxo de esta región,
situación que no termina de gustar al resto de la familia, pues la mayoría de
estas costumbres pueden llegar a catalogarse de extremistas.
Al
querer escapar de este panorama tan extraño, Halfon se rehúsa de asistir a
dicha boda y en lugar de eso emprende un viaje a través de lugares exóticos en
compañía de una vieja y conocida amante. Es a través de los diálogos que se generan
entre estos dos personajes, donde se pueden disfrutar los momentos más
impecables de esta novela.
Considero
desde una perspectiva muy personal, que un gran libro no es aquel que te deja
pegado a sus páginas de principio a fin.
Más bien, es aquel que te separa
continuamente de sus páginas, para lograr en nosotros ese efecto de abandono a
nuestros pensamientos, recuerdos y reflexiones más intimas, respecto a la
realidad, la vida y todas nuestras creencias.
Monasterio
es un libro que me hizo hacer esas constantes pausas. Hace muchos, pero muchos
años que un libro no generaba ese efecto en mí.
Es
muy temprano, con solo un libro que he leído de este autor, dar una respuesta a
mi amigo Benjamín, y decir si Halfon pueda o no ganar un premio tan importante
como el Nobel, algún día. Lo que si es
cierto, es que su universo narrativo desde ahora será parte de mis próximas lecturas.
Monasterio,
puntuación: 10 de
10.
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