Julio Hernández
Post #2
Marimbas del Infierno
En el ultimo post, logré plantear
una reseña honesta, sobre la ópera prima del cineasta guatemalteco; Julio
Hernández.
Ahora tengo el agrado de
presentar mis puntos de vista; sobre su segundo largometraje.
Marimbas del Infierno
I
Considero que el arte no debe
tener etiquetas, sin embargo. Debo recurrir a ellas para definir de una manera
más técnica esta historia. Esta cinta a
mi parecer podría encajar en el género, falso documental. Donde la realidad y la ficción se mezclan de
una manera especial. Aquí de forma muy directa,
Hernández quien en varias entrevistas ha dicho que su cine es personal e intimo
(cine de autor). Nos cuenta en una primera secuencia a manera de introducción
que al protagonista de Marimbas del Infierno, lo conoce tiempo atrás, durante
la producción de Gasolina.
Dicho personaje es don Alfonso un
marimbista, que por causa de la violencia en nuestro país, es extorsionado y
tiene que dejar a su familia y establecerse en pequeños cuartos alquilados en
la zona 1 de nuestra capital.
II
¿Cómo estas?
*Jalando la carreta.
(*Jalando la carreta; expresión
comúnmente utilizada para designar la rutina de todos los días, principalmente
la jornada de trabajo, para poder subsistir).
Al principio de la película vemos
a don Alfonso, jalando la carreta o mejor dicho, jalando su marimba de un lugar
a otro, haciendo una gran metáfora, del arduo labor de miles de guatemaltecos.
Que día a día jalamos la carreta, para poder seguir adelante.
Hernández desciende al corazón de
cada personaje, dejando ver la realidad
de cada uno; de donde vienen y a donde
intentan ir. Don Alfonso nos manifiesta sus miedos, su dolor, va de un lugar a
otro con su marimba, no solo para poder presentarse en los pocos conciertos que
tiene, sino porque se la quieren quitar, sus ex compañeros del conjunto musical
y también los extorsionistas.
Como todo artista, y en
Guatemala, existen muchísimos. Don Alfonso no solo intenta ganarse la vida,
sino reinventarse como músico, por lo que busca al personaje de Chiquilin para
que lo conecte con el músico de black metal,
el Blacko, para hacer un ensamble de marimbas con música metal.
(¡WOW!)
Sin siquiera esperarlo, en esta
cinta me encuentro con aquello que la película Gasolina dejo a la mitad, en mí.
Eso que Gasolina no pudo concluir en mi sed de una historia fresca y renovada,
lejos de todo aquello que se venia haciendo en materia cinematográfica en
nuestro país.
Marimbas del Infierno, nos
muestra la crudeza de un país, nos muestra a un grupo de locos queriendo hacer
arte, cueste lo que cueste.
Nos muestra a Guatemala en los
ojos del Blacko, queriendo desmoronar sistemas, reinventándonos a cada paso,
aunque le digan que es un greñudo, drogadicto, que jamás debió tan siquiera
intentar ponerse un traje de médico; pues esa es su profesión.
Nos muestra a Guatemala en los
ojos de don Alfonso, queriendo de manera honesta ganar el pan de cada día.
Nos muestra a Guatemala en los
ojos del Chiquilin, queriendo vernos astutos ante los ojos de alguien más, pero
terminando peor que al inicio. (Como por ejemplo cuando cada cuatro años
cambiamos de presidente).
Marimbas del infierno: 9 de 10.
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